La página web corporativa o la imagen digital de toda actividad en internet


Hay un elemento que a menudo queda en segundo plano cuando planteamos posibilidades digitales para el sector retail y los profesionales autónomos. Y no es otro que el de la página web corporativa, que no por tradicional deja de ser un elemento muy interesante para que forme parte de nuestro negocio.

Y es que los motivos son varios y variados.

UN COSTE RELATIVAMENTE BAJO Y ASUMIBLE

Empecemos por su coste. Una atractiva página web corporativa, la imagen de nuestra empresa, comercio o negocio en internet, no debería tener un coste elevado. No entraremos en valoraciones de precios porque el mercado es amplio pero hoy en día existen infinidad de plantillas, muchas de ellas gratuitas, que permiten, incluso al propio usuario con un mínimo de nociones, crear y desarrollar su propia página web. A ello hay que añadirle el dominio y el alojamiento que, por un centenar de euros al año, queda más que cubierto.  

En definitiva, ya sea mediante la auto creación o ya sea contratando los servicios de un profesional externo, por muy poco podemos tener un aparador digital de primera.

PÁGINAS PREFERENTEMENTE ESTÁTICAS Y CON POCOS CAMBIOS

Como su propio nombre indica, nuestra página web será corporativa, es decir, la imagen de nuestro negocio, comercio o empresa. Nuestra intención, al menos de momento, no es vender producto, es vendernos a nosotros mismos.

Ello conlleva una ventaja asociada y es la baja frecuencia de cambios que deberemos realizar en nuestro portal web. Lo ideal son crear páginas estáticas, de conceptos amplios e integradores de nuestra actividad, con un apartado de contacto, que podemos recolocar en diferentes ubicaciones, para que los compradores o potenciales usuarios de aquello que ofrecemos puedan contactar fácilmente. Cierto es que nos puede convenir introducir mensajes puntuales en momentos también puntuales o incorporar servicios o productos que subamos a nuestro catálogo pero, con toda seguridad, serán acciones muy concretas a lo largo del año.

Estos mínimos cambios o incorporaciones formaran parte del llamado coste de “mantenimiento” de nuestra página web que, más allá del estrictamente técnico que hoy en día reviste muy poca complejidad, debe quedar incluido en la llamada cuota del mismo nombre y que seguramente la empresa de servicios nos ofrecerá como un pack, juntamente con el dominio y el alojamiento. "Mantenimiento" que, de realizarlo nosotros, pues fantástico, todo ello que nos ahorraremos.

PERO NO POR QUERER AHORRAR…

Si tenemos claro que nuestra página web va a ser la imagen de nuestra actividad en internet, lo que clientes y no clientes van a ver, entonces también debemos tener claro que debemos buscar precios competitivos para su creación pero sin que, en ningún caso, vaya en detrimento de la calidad de su contenido.

Si anteponemos coste a imagen digital, entonces mejor no hacer nada y quedarnos como estamos.

Sin ánimo de ser reiterativos, no nos cansaremos de repetir que las faltas de ortografía, una redacción poco comprensible o inconexa, una fuente de letra inadecuada o de un tamaño poco recomendable, unas imágenes de poca calidad o una plantilla no adaptada a móviles, entre otros muchos aspectos que podríamos ir listando, van a hacer un flaco favor a nuestro negocio.

Y tristemente es habitual ver faltas de ortografía, composiciones de diseño horribles, imágenes de poquísima calidad, redacciones ilegibles, fuentes y tamaños de letra más propias de otras épocas o poco recomendables, en muchos de los portales web que inundan la red. La consecuencia automática de ello, en el cerebro del usuario, es asociar lo visual a lo real.

Por tanto, repetimos, precios ajustados y competitivos sí, siempre, pero nunca a costa de la calidad, de unos mínimos estándares de calidad. Es por ello que si estamos negados para la tecnología o simplemente que aquello de redactar nunca ha sido lo nuestro, mejor buscar el soporte de un profesional externo en la materia, seleccionando al candidato ideal no sólo por coste sino también por las garantías que nos pueda ofrecer. Aconsejamos visualizar trabajos previos de quien nos vende sus servicios. Es una buena idea y suele evitar más de un disgusto…

SI LA DEJAMOS PREPARADA PARA ECOMMERCE, MEJOR

Actualmente, la mayoría de plantillas web aceptan la integración de un módulo de ecommerce, de tienda online. Por tanto, precio por precio, si nuestro producto o servicio es susceptible de ser vendido por internet en un futuro, no está de más escoger una plantilla donde se puede incorporar la venta online.

Quizás nunca lo llegaremos a utilizar pero, como mínimo, la opción la tenemos sin tener que volver a reinvertir en una nueva página web desde cero, llegado el caso.

¿Y sobre generar tráfico a nuestra página web sin dejarnos el ajustado y maltratado presupuesto del sector minorista y de servicios en el intento? Sin duda, un buen tema para un próximo y no demasiado lejano post

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